Carta a los comerciantes de Dajabón.
30
de mayo.
Queridos
y estimados ex Comerciante y ex futuros empresarios.
El
30 de mayo del 1961 fue ajusticiado el dictador Rafael Leónidas Trujillo.
Quién
mantuvo a los haitianos a rayas.
Pero 56 años después, quienes tienen el control en
la frontera son los haitianos.
Sé
que mis palabras serán pesadas para algunos ignorantes quienes se sienten
aludidos desde que les dicen dos verdades. Hoy convertido en mendigos,
esclavos, peones y jornaleros de las autoridades haitianas. Da pena ver como futuros empresarios fueron
convertidos en carroñeros, quienes no pueden dejar de vender un día por temor a
morir de hambre.
Por
su mal manejo económico, deben depender de una pandilla de haitianos que cuando
les da la gana cierran la puerta o vedan nuestros productos.
He
aquí la necesidad y el hambre de un pueblo hincado de rodillas ante un grupo de
empresarios haitianos con los pantalones abajo.
Simplemente
porque ustedes creen que si dejan de salir al medio por una semana, Si dejan de
figurear un sábado Se van a morir. Gente que vende para comer y mostrar una estabilidad que no existe, fruto
de su mal manejo, hoy están de rodillas
ante una comparsa que ha mostrado ser más inteligente que ustedes.
Intentar
desaparecer al vendedor del lado regalando la mercancías, lo desaparecerá a
usted. Para un próximo mercado usted no tendrá mercancías ni capital. Sólo por
egoísmo.
Todos
son empleados de los fabricantes y de los haitianos por el simple hecho de no
concertar ni una idea.
Si
les dan valor a sus productos serán los nuevos ricos de Dajabón y el municipio
Gozará de estabilidad económica.
Basta
ya de seguir mostrando un hambre entre los huesos. La competencia desleal lo ha
llevado a tener que depender de un grupo de pandilleros.
Dentro
de su mismo mercado hay un sector que fija precio y nadie juega con sus
productos. Los polleros. Mírenlo como ejemplos.
Sólo los fabricantes y los haitianos se benefician del trabajo de sus
empleados "Ustedes"
Pongan
precios universales. No compitan entre ustedes, y esta carta será leída como su
padre nuestro de cada día.
Cierren
la frontera que el transporte marítimo jamás será competencia del terrestre. En
esta zona
Hombres
y mujeres valiente que sólo van al mercado a recoger las migajas que les dejan
los empresarios dominicanos y haitianos. Dele importancia a sus negocios, no
continúe con el MENDIGUIMOS.
Si
usted no les da valor a sus negocios nadie lo hará por usted. Fijen posiciones
y precios y expulsen a todos aquellos que violen las normas, quienes vendan por
el río quítenle las mercancías. Tomen las riendas de sus negocios, no esperen a
ninguna autoridades para que les resuelva. Recuerden que cuando el mercado se quemó nadie apareció.
Es
preferible morir intentando el desarrollo que vivir una vida de mendigos.
Comerciante Levántate, no olvide que la carreta jamás podrá ir delante del
burro.
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