EL DIARIO DE UNA PALOMA NACIDA EN HAITÍ…
![]() |
Por: Edward Pérez El ciudadano de la frontera. |
Nací en Haití. Y como todo el que nace en
esa tierra, desde que logra emplumar vuela para República Dominicana.
Cuando era pequeña las palomas mensajeras
de Haití nos decían que vivir en República Dominicana era como estar en el
paraíso.
Llegó el gran día, después de agitar las
alas por unos minutos, prendí vuelo con
la intención de dar una vuelta por Haití ante de salir, hacia República
Dominicana.
Después de horas de vuelo me vi en
aprietos, pues no había un sólo árbol donde posarme.
Sentía que el sol quemaba mi plumaje, paré
a descansar en una llanura que no tenia ningún tipo de árboles ni pastos.
Pensé que Haití sería maravilloso, ya qué
no habían depredadores.
Pero al cabo de un rato vi a una turba de
haitianos con resorteras en las manos bombardeándome piedras cómo si yo fuera
su peor enemiga. Con grandes maniobras pude salvar la vida, volé hasta lo más
alto que pude.
Luego vi un bosque y dije, esta tiene que
ser República Dominicana.
Al posarme en un árbol pude darme cuenta
que los problemas seguían, había un haitiano con un hacha dando en el tronco
del árbol donde me había posado.
Volé y volé hasta encontrarme una cotorra,
y le pregunté que cómo se llamaba ese lugar y me dijo, Dajabón, le pregunté
también que a cual de los dos países pertenecía y me respondió; que ella tenía
muchos años intentando descifrar eso.
Seguí mi vuelo hasta llegar a un pueblo
llamado Santiago; allí vi más haitianos que en Haití. Pregunté a un gorrión
cubano, y me dijo que Santiago tenía 30 caballos, 29 haitianos y uno chino.
No podía encontrar a República Dominicana,
Volaba y volaba sin encontrar a nadie que me dijera donde estaba.
Seguí mi vuelo y pasé por un sitio; Por un
letrero supe que era Villa Juana, pero al mirar hacia abajo, decidí ni
preguntar...
Volé y volé hasta llegar a un sitio con
grandes playas y arenas blancas, allí le pregunté a un Ruiseñor por ese lugar y
me dijo que se llamaba Bávaro.
Fue extraño allí vi humanos muy blancos y
muy negros, volví donde el Ruiseñor a
preguntar por esa situación.
Me explicó que los blancos eran turistas y
que los negros eran haitianos.
Estaba desconsolada, no podía creer que
había atravesado la isla por completo y no pude encontrar a República
Dominicana.
Me puse muy triste, siempre soñé con conocer ese país
del que todos hablaban cuando era un
pichón.
Luego de horas en un árbol llegó un perico.
No quise preguntarle nada por qué está
especie tenía la fama de habladora.
Pero él, me preguntó que si me pasaba algo
y le conté sobre mi odisea.
De inmediato me dijo que dejará la
búsqueda, que República Dominicana se la habían vendido a Brasil.
Que me sintiera feliz, que volará por todas
partes, que cómo quiera estaba en Haití.
Post a Comment